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La jeva triste.

 

La bachata era su alegría y sin embargo el baile su tristeza, con su cintura de botella y sus piernas de varilla, así se metía la jeva en su guacherna. Cuando bailaba sus pies chillaban un montón y una silueta  de belleza se reflejaba en su cabeza. Los movimientos de su cuerpo de esqueleto y su cadencia al caminar me confundían por completo.

 

Sus manos de abanico japonés se movían tanto al derecho como al revés y le aseguro que en cierta ocasión me rodeaba una especie de abstracción y no sabía cómo ella simulaba la alegría.

 

Era una de aquellas chicas exigente con su paladar, el aroma de un delicado manjar, donde se combina el  animal con un vegetal, era el secreto de su apetito. En el modelaje de su baile su figura se lucia y en la pista se encendía el deseo de ser el primero que pueda tocar su anotomía.

 

En la psicología de mis recuerdos nunca me imaginé verla bailar con nadie, sin embargo eran muchos los que querían bailar con ella.

 

Mientras la tarde se perdía y encontrábamos la noche, nos expresamos en silencio y nunca nos imaginamos que nuestras miradas era el pago que recibía… así ocultaba la jeva su alegría,

 

Aunque parezca incierto esto sucedió en un solo dia.

 

federico nuñez mañan

 

La mudanza 

 

De repente me despierto en un inhóspito aposento de un imaginario motel, donde a veces creía estar acompañado de unos intrépidos roedores que cuidaban con celos su morada, pidiéndome a cada momento que me mudara.

 

Mi fachada descuidada fruto de unas remuas adquiridas en un vetusto mercado me conectaban con mi pasado, no había lugar para acicalarse y mucho menos para alimentarse, todo lo hacia de una forma frugal.

Desafortunadamente estaba obligado a vivir como un frustrado, enemigo de mi pasado. 

 

La gente me asociaba con un artista planetario de esos que nacen con instintos contestatarios…a lo mejor porque alguien en una ocasión me metió en la cabeza que con una guitarra podría encontrar la solución.

 

Un perturbado anacoreta me pidió en una ocasión que me hiciera una introspección y mudara parte de mi imaginación, me sugirió que alojara mis pensamientos en otro lugar, donde viviera el presente de una forma espiritual.

 

Me dijo que para la ignorancia ya no hay aposento y que los sufrimientos los desalojaron hace tiempo.

 

El odio y la venganza se mudaron a otro lugar y para la rabia no existe un rincón donde la puedas alojar. 

 

La maldad y la mediocridad nadie la quiere alquila.

 

Y por si acaso piensas comprar la felicidad, te aconsejo que cambies de propuesta, porque no existe dinero que pueda llenar tal maleta.

 

Finalmente te aconsejo que recojas tus motetes y hagas la paz con tu pasado, porque al fin y al cabo es tu mejor aliado.

 

Federico Nuñez Mañan

 

 

La burundanga del Pachanguero

 

 

De esos días inciertos que de tanto pensar te das cuenta que son ciertos, así me decía el pachanguero, que de tanto gozar se quedó encuero.

 

Contar historias no creo sea uno de sus aciertos, pero me quede boquiabierto cuando me relato que no le gusta la burundanga, por ser hermana de la diversión y sus genes ligado a la perdición.

 

Me contó… que si conoces la bebida fácilmente te pierdas en el vicio, que si vendes tu conciencia perderás tu integridad, que si tratas mal a la gente siempre perderás a los amigos, que si no comes como se debe es muy posible que pierdas la salud y si pierdes la salud perderás la vida.

 

¿Cuánta razón podría tener el pachanguero? Me gustaría llevarme de sus consejos, pero si no bebo no conozco el gozo, si no vendo mi conciencia nunca tendré dinero, si no soy duro con la gente nadie me respetara y si no como lo que quiero nunca tendré vida.

 

Pues… yo soy el pachanguero y no sé si he sido sincero, si decides tomar la vida por lo ligero, lo lamento porque la muerte será lo primero.

 

federico nuñez mañan

 

 

 

La Diabla Cojuelo

 

Lo de cojuelo lo heredo de su abuelo, un otrora proletariado enamorado de la cultura carnavalesca, que se hizo muy popular porque con periódicos, pintura y almidón hacia una careta. El viejo la describía como una artista que siempre estaba dispuesta a exhibir parte de su destreza, mimos con movimientos sexuales, era parte de su menú de especiales.

 

En su vida siempre existieron sueños no cristalizados que empañaron su inocencia, pero con el tiempo los dejo en el pasado. La mulata era dueña de una rabieta congénita que se alojaba en su cabeza, cosa  que la obligaba a decir a cada momento que no iba a sufrir de pobreza y que por mas que te bañes apestas, por eso sus frustraciones las guardaba en su maleta.

 

El octogenario insinuaba que su descendiente siempre tenia pendiente que nuestra sociedad era como  una gallina mal oliente, que mientras mas cagas ni el bajo lo siente, en algunas ocasiones se encontraba con ladrones que de una forma gratuita usurpaban sus relaciones.

 

Recuerda que le hablaba de una posible democracia donde el rico y el pobre vivirían en armonía, pero el tiempo se encargo de desvelar la ironía.

 

Cada cita la identificaba por colores, los lunes azules, porque le llenaban de emociones, los martes rojos, porque que nunca sentía enojos, los miércoles marrones, porque para amar sobraban razones, los jueves eran morados, para los enamorados, los viernes negros, naturalmente de especiales, los sábados y domingos eran de basilon se los dedicaba al colmadon.

 

El anciano acentuaba que ella tenia dos amores, el primero lo conoció en un carnaval y al tratarlo se dio cuenta que era todo un vendaval, en cambio el segundo lo encontró en una iglesia, quien le enseño que el que mucho oraba al cielo llegaba.

 

Le aseguro que estoy falto de memoria y no se como terminar esta historia, pero mi imagino que la diabla empezó una vida de honor al encontrar su mormón.

 

Federico Nunez Mañan

 

federico nuñez mañan

El negrito pochocho.

 

Pochocho era un morenito comparon, una especie de negrito cimarrón, un tesoro escondido ausente de ilusión, la gente siempre lo tildaba de fanfarrón, de esos que viven soñando que con un dedo se puede tapar el sol.

 

Creció  con una imagen dibujada en su cabeza, la de convertirse en un gran pítcher, le encantaba correr detrás de las cosas que se proponía, a pesar de tener una velocidad insuperable nunca fabrico una ilusión, pues entendía que con tan poca edad no se podía igualar a los demás, sin embargo los expertos y veteranos lo asociaban a las grandes promesas. Sus condiciones eran de un diamante en bruto, fruto de un empirismo prematuro.

 

En su diario trajín mantenía una filosofía…si la vida te regala un día disfrútalo con alegría, y como cualquier dominicano que a nada se aferra, vivía la música de Juan Luis Guerra. Me contaba que por mucho que su madre insistía nunca se ponía zapatos, porque no soportaba los tacos y que al bañarse nunca usaba jabón, temía perder el color.

 

Pochocho era dueño de una ingrata inocencia…un domingo del mes de mayo, debajo de un asiento maltratado se encontró un aparato destartalado con un sello que decía, si me encuentras te sacaste la lotería, armo toda una algarabía, al darse cuenta que todo era una farsa y que la vaina para nada servía.

 

A veces me preguntaba, qué era lo que el novato hacía, me contaba de su travesía, de bolas y velocidades, de gorras que tenia y de los viajes que hacía y sobre todo la cantidad de dinero que recibía, en algún momento pensé que era uno de esos peloteros aficionados, pero me quede frustrado al enterarme de esta historia estremecedora, que en verdad pochocho era un pítcher, pero de guagua voladora.

 

Federico Nuñez Mañan.

 

 

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